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domingo, 24 de junio de 2012

MUCHOS SON LOS LLAMADOS Y POCOS LOS ESCOGIDOS

Jesús, hablando aún por parábolas, les dijo: El reino de los cielos es semejante a un rey que, queriendo realizar las bodas de su hijo, envió a sus servidores para llamar a nupcias a los que fueron invitados; pero ellos se rehusaron a venir. Envió aún a otros servidores con órdenes de decir, de su parte, a los convidados: He preparado mi comida; hice matar mis toros y todo lo que había engordado; todo está dispuesto, venid a las bodas. Más ellos no se preocuparon y se fueron, unos a su casa de campo y otros a sus negocios. Los otros se apoderaron de sus servidores y los mataron después de hacerles varios ultrajes. El rey, sabiendo de eso, se enojó y habiendo enviado sus ejércitos, exterminó a esos homicidas y quemó su ciudad.
Entonces, dijo a sus servidores: El festín de bodas está preparado; pero los que habían sido llamados no fueron dignos de él. Id, pues, en las encrucijadas y llamad para las nupcias a cualquiera que encontréis. Sus servidores, entonces, saliendo por las calles, congregaron a cuantos hallaron, buenos y malos; y el salón de bodas se llenó de personas, que se sentaron a la mesa.

El rey entró enseguida para ver los que estaban a la mesa, y habiendo visto un hombre que no estaba vestido con la ropa de bodas, le dijo: Amigo mío: ¿cómo has entrado aquí no teniendo la ropa nupcial? Y ese hombre se quedó mudo. Entonces, el rey dijo a sus siervos: Atadle de manos y pies y echadle en las tinieblas exteriores; allí habrá llanto y crujir de dientes; porque hay muchos llamados y pocos escogidos. San Mateo, cap. XXII, v. de 1 a 14). 


domingo, 17 de junio de 2012

SED PERFECTOS

Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian y orad por los que os persiguen y calumnian; porque si sólo amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si tan sólo saludáis a vuestros hermanos, ¿qué hacéis más que los otros? ¿No hacen esto mismo los paganos? Sed, pues, vosotros perfectos, como nuestro Padre celestial es perfecto. (San Mateo, cap. V, v. 44, 46, 47 y 48).
Puesto que Dios posee la perfección infinita, esta máxima: “Sed pues, vosotros perfectos, como nuestro Padre celestial es perfecto”, tomada literalmente supondría la posibilidad de alcanzar la perfección absoluta. Si le fuese dable a la criatura ser tan perfecta como el Creador, sería igual a Él, lo que es inadmisible. Pero los hombres a quienes se dirigía Jesús no habrían comprendido esta diferencia, y por esto se limita a presentarle un modelo y les dice que se esfuercen para alcanzarlo. Es, pues, preciso, entender por estas palabras la perfección relativa de la que la Humanidad es susceptible y que más la aproxima a la Divinidad. ¿En qué consiste esta perfección? Jesús lo dijo: “Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian, orad por los que os persiguen”. Él muestra, así, que la esencia de la perfección es la caridad en su más alta acepción, porque ella implica la práctica de todas las demás virtudes.



martes, 12 de junio de 2012

NO SE PUEDE SERVIR A DIOS Y A LAS RIQUEZAS

Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. (San Lucas, cap. XVI, v. 13).
Entonces, un joven se acercó a él y le dijo: Maestro bueno ¿qué bien debo hacer para tener la vida eterna? Jesús le respondió: ¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Más si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. ¿Cuáles mandamientos? Le preguntó. Jesús le dijo: No matarás; no cometerás adulterio; no hurtarás; no dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo. El joven le respondió: He guardado todos esos mandamientos, desde mi juventud; ¿qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; después, ven y sígueme. El joven, oyendo estas palabras, se fue muy triste, porque tenía muchos bienes. Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo que es muy difícil que un rico entre en el reino de los cielos. Otra vez os digo: Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos. (San Mateo, cap. XIX, v. de 16 a 24; San Lucas, cap. XVIII, v. de 18 a 25; San Marcos, cap. X, v. de 17 a 25).



domingo, 3 de junio de 2012

FUERA DE LA CARIDAD NO HAY SALVACIÓN



En la máxima: Fuera de la caridad no hay salvación, están contenidos los destinos de los hombres en la Tierra y en el cielo; en la Tierra, porque a la sombra de ese estandarte, vivirán en paz; en el cielo, porque los que la hayan practicado encontrarán gracia ante el Señor. Esta divisa es la antorcha celeste, la columna luminosa que guía al hombre en el desierto de la vida para conducirlo a la Tierra Prometida, y brilla en el cielo como una aureola santa en la frente de los elegidos, y en la Tierra está grabada en el corazón de aquellos a quienes Jesús dirá: Pasad a la derecha, vosotros los bendecidos de mi Padre.
Les reconoceréis por el perfume de caridad que esparcen a su alrededor. Nada expresa mejor el pensamiento de Jesús, nada resume mejor los deberes del hombre, que esta máxima de orden divino; el Espiritismo no podía probar mejor su origen que dándola por regla, porque es el reflejo del más puro Cristianismo; con semejante guía el hombre no se perderá jamás.
Someted todas vuestras acciones al control de la caridad, y vuestra conciencia os contestará; no solamente os evitará el hacer el mal, sino que os llevará a hacer el bien: porque no basta una virtud negativa, es menester una virtud activa; para hacer el bien es necesario la acción de la voluntad; para no hacer mal, basta muchas veces la inercia y la negligencia.


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