Puesto que Dios posee la perfección infinita, esta
máxima: “Sed pues, vosotros perfectos, como nuestro Padre celestial es perfecto”,
tomada literalmente supondría la posibilidad de alcanzar la perfección
absoluta. Si le fuese dable a la criatura ser tan perfecta como el Creador,
sería igual a Él, lo que es inadmisible. Pero los hombres a quienes se dirigía
Jesús no habrían comprendido esta diferencia, y por esto se limita a
presentarle un modelo y les dice que se esfuercen para alcanzarlo. Es, pues,
preciso, entender por estas palabras la perfección relativa de la que la
Humanidad es susceptible y que más la aproxima a la Divinidad. ¿En qué consiste
esta perfección? Jesús lo dijo: “Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que
os odian, orad por los que os persiguen”. Él muestra, así, que la esencia de la
perfección es la caridad en su más alta acepción, porque ella implica la
práctica de todas las demás virtudes.
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domingo, 17 de junio de 2012
SED PERFECTOS
Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que
os odian y orad por los que os persiguen y calumnian; porque si sólo amáis a
los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los
publicanos? Y si tan sólo saludáis a vuestros hermanos, ¿qué hacéis más que los
otros? ¿No hacen esto mismo los paganos? Sed, pues, vosotros perfectos, como nuestro
Padre celestial es perfecto. (San Mateo, cap. V, v. 44, 46, 47 y 48).
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