Una gran multitud del pueblo iba caminando con Jesús, y volviéndose les dijo:
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y a su madre, su mujer y sus
hijos, sus hermanos y sus hermanas, y aun su propia vida, no puede ser mi
discípulo. Y todo aquel que no cargue su cruz y venga en pos de mí, no puede
ser mi discípulo. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo
que tiene, no puede ser mi discípulo. (San Lucas, cap. XIV, v. 25, 26, 27, 33).
Ciertas palabras contrastan en la boca de Jesús, que instintivamente se
rechaza su sentido literal. Pero para poder comprender estas palabras hay que
tener en cuenta lo siguiente:
Escritas después de su muerte es lícito creer que el fondo de su pensamiento no fue bien expresado.
Escritas después de su muerte es lícito creer que el fondo de su pensamiento no fue bien expresado.
Su sentido primitivo
haya sufrido alguna alteración pasando de uno a otro idioma.
El idioma hebreo no
era rico y muchas palabras tenían diferentes significaciones.
Tomar en cuenta las
costumbres y el carácter de los pueblos: Algunas palabras cambian su sentido según la comunidad donde se
pronuncien.